viernes, 6 de enero de 2012

Los Limites por Gonzalo Bosch White y el Dr. Renny Yagosesky

Los límites no son fáciles de manejar y están directamente relacionados con nuestros deseos, expectativas y con las relaciones entre padres e hijos, familiares, amigos, colegas y compañeros. Podríamos hablar también de los límites para con uno mismo y en la pareja, hasta donde ceder y cuando decir “no”. Cuando una pareja se forma necesita alcanzar acuerdos sobre diferentes cuestiones: tiempos individuales y compartidos, ocio y deberes, trabajo y tareas domésticas, salidas con amigos; y por supuesto, el tipo de relación que quieren tener entre ellos. Sin embargo, estos temas no se suelen hablar de manera explícita. A veces, la pareja funciona bien, pero otras, por desgracia, no es posible y los conflictos que surgen en la convivencia y rutina diaria empiezan a enturbiar el vínculo afectivo.

El Dr. Renny Yagosesky.
Es común que, en las relaciones personales, se generen confusiones relacionados con los límites, y que puede degenerar en abusos y en confrontaciones. Es necesario aprender a poner límites a las personas para mantener vínculos sanos.
La vida humana es un proceso continuo de relaciones desde el nacimiento hasta la muerte. Contextos esenciales como la familia, la escuela o el trabajo son mediados por una constante presencia humana, y hoy se piensa que no es posible para las personas vivir bien en ausencia de contacto frecuente y de calidad. La psicología ha probado que la deprivación emocional (aislamiento y carencia de demostraciones de afecto) daña de manera permanente el mundo emocional de los niños y afecta sus relaciones futuras.
Pero así como la deprivación afecta, también causa daño la saturación, es decir, la presencia permanente y en ocasiones invasiva de personas en nuestros núcleos de acción. En estos casos, requerimos aprender a colocar límites y mostrar a los demás hasta qué punto se les permite acercarse o ingresar a los predios de nuestra vida privada, para evitarnos así episodios de abuso.
Un límite es una señal verbal o no verbal emitida por nosotros, que le muestra a otra persona la necesidad de rectificar una comunicación o una conducta que consideramos exagerada, inadecuada, inoportuna o abusiva.
Debo señalar que las personas rebasan los límites territoriales y actúan de manera imprudente e invasiva, más por ignorancia e inconsciencia, que por voracidad o maldad. La falta de inteligencia social puede conducirnos a actuar de forma desadaptada, por lo que un llamado de atención formulado a tiempo, resulta preventivo y valioso. Claro, hay aquí cierta relatividad, pues lo que se ve como adecuado en un contexto, se percibe como inadecuado en otro.
Para poder colocar límites a las personas de conducta desbordada, debemos primero reconocer esas conductas negativas, evitando, en lo posible causar daño a su autoestima y a la relación. Los límites necesarios de colocarse, son, a mi juicio: 1.-de tiempo, 2.-de espacio, 3.-de información y 4.-de relaciones.
Los límites de tiempo, se requieren cuando las personas irrespetan nuestro tiempo, nos hacen esperar, incumplen una cita, o se toman más tiempo del necesario en desmedro de nuestros planes personales. En estos casos se les previene pidiéndoles amablemente puntualidad: (“apreciaría mucho que fuésemos puntuales)”, anticipando su tiempo disponible (“sólo tengo una hora para esto”), reclamando los retrasos (“me preocupa el paso del tiempo y todavía no logramos lo que establecimos”) y presionando más rapidez (“me gustaría si pudiésemos ganar tiempo y terminar antes”). Cuídese, eso sí, de no mostrarse descontrolado.
Los límites de espacio, le indican a los demás el terreno permitido y el prohibido: (podemos salir pero debo regresar a tal hora”), (“no me gusta que nadie entre a mi habitación sin mi permiso”), (“preferiría que me esperaras afuera”), ("me disgusta que te pongas mi ropa sin pedirla antes”), (“preferiría que no salieras con mi pareja”). Aplica igual con nuestro cuerpo o con el rol social. (“podemos besarnos pero no iré más allá de eso”), (“por favor no me toques allí / o así”). (“me sentiría más cómodo si usted no me tuteara”).
Los límites de información, implican que únicamente usted puede decidir lo que quiere o debe decir a otros sobre su vida personal. No se deje presionar ni chantajear, pues nadie puede obligarle a revelar más de lo que considera correcto. Solicitarlo, puede ser visto como una desconsideración a la privacidad. (“prefiero no hablar de ese tema)”, (“eso pertenece al pasado”), ("prefiero que no me preguntes sobre mis ingresos económicos), (“no quiero revelar asuntos familiares”), etc.
Los límites de relaciones, son controversiales pues hay que tener en cuenta que nadie es de nadie, y todos son libres de vincularse con quienes prefieran. Sin embargo, no es infrecuente que algunos deseen tomar la fruta ya madura, y aprovecharse de sus vínculos labrados con años de esfuerzo y dedicación. Puede usted hacer un “puente” a otros y mezclarlos con su círculo de relaciones, pero no es obligado hacerlo, pues pocos valoran ese noble gesto y, con frecuencia, crean relaciones paralelas y lo excluyen a usted.
Así que puede usted posponer o limitar el acceso a ciertas personas, sin que deba sentirse culpable por ello (“no es buen momento para reunirnos con ellos”), (“me gustaría pero no lo considero adecuado”), (“lo haré pero con ciertas condiciones”).
Ni siquiera debe dar explicaciones, pues es su derecho desaprobar una idea y no tener por ello que excusarse ante los demás. Aluda “razones personales y con eso bastará.
Como vemos, es necesario y posible detectar y colocar límite a las conductas transgresoras del sentido común. Así logramos mejores relaciones y menos complicaciones de vida.

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